martes, 11 de febrero de 2014

BESA: La filoxenia entendida como amor al prójimo

Me encantó descubrir sin proponérmelo la palabra filoxenia, que aunque no la había oído antes, me resulta muy afín a mi modo de ser, ahora que conozco su primer significado:  gusto o afición por lo extranjero.  Pues bien, aquí tenemos una maravillosa exposición de lo que puede ser esta palabra entendida con un sentido mucho más amplio y a la vez concreto: amor al prójimo. Y a la vez, se nos presenta traducida en otra palabra: Besa, que para la población de Albania señala otro aspecto de la conducta en relación con el prójimo. Va más allá de la hospitalidad, porque nace del compromiso de la persona con su propia palabra.

Aunque hay abundante información sobre el significado del código Besa en cuanto a leyes de venganza tipo "ojo por ojo", aquí nos dedicaremos a la otra cara del honor que contienen dichas leyes, precisamente la que encarna valores como el altruísmo y la solidaridad.

http://www.lajuanbjusto.com.ar/web/texto.php?id=313&tipo=o




Besa:  No permanecerás ajeno al sufrimiento de tu prójimo.

“Todos somos responsables de todo,
sobre todo del ser humano,
y yo más que nadie.” (“Los Hermanos Karamazov”, Dostoievski)

Hospitalidad viene del griego philoksenía (ϕιλοξενία), que significa literalmente “amor (afecto o bondad) a los extraños”. Es la cualidad de recibir y agasajar con amabilidad y generosidad a los invitados e incluso a los extraños.

En todos los idiomas de los pueblos de la antigüedad existen términos para referirse a la institución de la hospitalidad. Muestra de ello es el pueblo albanés, uno de los pueblos más antiguos de Europa. El Kanun es un conjunto de leyes en vigor sobre todo en el norte de Albania y Kosovo desde el Siglo XV hasta el Siglo XX y que se ha restablecido tras la caída del comunismo a principios de la década de 1990. Estas leyes se basan en la costumbre o tradición y se han transmitido oralmente de generación en generación, enraizándose en la cultura albanesa. Recién se codificaron y transcribieron en el Siglo XIX.

El Kanun, que se mantuvo sin demasiados cambios durante la conversión de la mayor parte de los albaneses al Islam durante el Siglo XVII, dio origen a instituciones que se han integrado a la esencia del hombre como una convicción, una norma aceptada y conocida por todos, de obligado cumplimiento social. Quizá la más importante de esas instituciones sea la Besa, una obligación con el huésped que es inviolable porque está protegida por el juramento y por el honor de los que en ella se ven involucrados (anfitrión y huésped).

Besa significa literalmente “mantener la promesa”. “El valor de la palabra empeñada es la piedra fundamental de un derecho basado en la costumbre”, sostiene Ismail Kadare. Es un código de honor. Le da sentido al ser, a la identidad.

El Profesor Saimir Lloja de la Asociación de Amistad Albano-Israelí expresa: “Besa es la regla de oro... es una autoexigencia moral que pide a cada albanés que haga lo correcto y que –llegado el caso- se sacrifique.”

La Besa dirigió la conducta de una nación que dio refugio y protección a miles de judíos durante la Shoá. Una conmovedora historia de heroísmo y amor al prójimo, que se mantuvo oculta por 60 años.

Albania, situada en la península balcánica (SE de Europa), es una pequeña república costera bañada por el Mar Adriático al O y el Mar Jónico al SO. Limita al N con Montenegro, al NE con Kosovo, al E con República de Macedonia y al S con Grecia. Su capital y mayor ciudad es Tirana. Es el país más pobre de Europa. Hasta en Tirana la luz y el gas son servicios intermitentes y el estado de las carreteras es muy malo.

El pueblo albanés está conformado en su mayor parte por familias musulmanas pero también por familias coptas, católicas y ortodoxas. Panaderos, labradores, señoras de su casa, almaceneros, granjeros. Gente humilde que arriesgó todo, hasta sus propias vidas y las de sus familias, para salvar al prójimo que llegaba hasta sus hogares pidiendo auxilio.

“El hogar albanés pertenece a Dios y al huésped” (Kanun, art.602). Cuando alguien abre su casa a otro que necesita ayuda, esa casa se vuelve santuario. Fernanda Sández , periodista para La Nación, afirma: “Eso fue Albania para miles de judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial. Un lugar de amparo a salvo de deportaciones y asesinatos, al que algunos llegaron a llamar ‘la tierra prometida’.”

En la Europa ocupada por los nazis hubo dos países que se negaron particularmente a entregar listas de ciudadanos judíos: Dinamarca y Albania. Dinamarca resguardó a la gran mayoría de su población judía (7.000 sobre 8.000 personas) ayudándolos a escapar a Suecia. Albania consiguió salvar a todos los judíos albaneses (204, según censo 1931) y a miles de judíos refugiados provenientes de países como Serbia, Austria, Grecia, Polonia, Montenegro. Saimir Lloja ha documentado el rescate de 3.240 personas y sigue documentando nuevos casos.

Albania fue el único país europeo que llegó a tener después de la guerra una población judía más de diez veces mayor que antes de ella. Una sola familia judía fue llevada a campo de concentración. Ni un sólo judío murió en Albania durante la Shoá. Un verdadero milagro.

Autoridades y ciudadanos ayudaron. El Rey Zog I y su Primer Ministro Meri Frasheri autorizaban la entrada de judíos por las fronteras aun sabiendo de irregularidades en la documentación. Una vez en Albania, los judíos se alojaban en casas de familia donde los trataban como huéspedes de honor, les daban nuevos documentos con nombres locales y los integraban como miembros de la familia.

Un saco de harina aparecía en el portal de aquella casa a la cual se sabía que había llegado un huésped judío. En épocas de guerra ese saco de harina significaba alimento para sobrevivir por varios días para toda una familia.

“Tenemos huéspedes, por eso Dios nos ha dado buenas cosechas “, se escuchaba una y otra vez.
Mientras Albania estaba dominada por la Italia de Mussolini, la situación de los judíos no era tan grave. Tiempo después, con la invasión nazi en 1943, las persecuciones y la crueldad se intensificaron pero, para ese entonces, también se había intensificado la determinación de los albaneses. Cuando los nazis pidieron a las autoridades albanesas una lista de los judíos presentes en el país –que les fue negada- los judíos fueron sacados de las ciudades y escondidos en las montañas como pastores locales.

Norman Gershman, fotógrafo estadounidense, viajó a Albania y Kosovo en 2003 para investigar el tema. Gracias a la intervención de la Asociación de Amistad Albano-Israelí, pudo adentrarse en aquella historia silenciada durante 60 años, en un principio por el régimen comunista que siguió a la guerra y, luego, por la necesidad imperiosa de no recordar tanto horror, pero también porque los albaneses no sentían que estaban haciendo algo especial, tan sólo lo correcto.


Gershman realizó un gran número de entrevistas. Registró relatos individuales que acompañó con retratos de los descendientes de aquellos héroes anónimos. En los retratos incluye objetos que los refugiados dejaron atrás como fotos, libros de oración, algunos caracoles, vajilla, máquinas de coser, y que son guardados por los albaneses con amoroso respeto. Este trabajo se concretó en una exhibición itinerante y en un libro de retratos y relatos.

Según Jed Morey, miembro del Directorio del Holocaust Memorial and Tolerance Center (HMTC) del condado de Nassau, E.E.U.U., lo sucedido en Albania nos permite apreciar como la Besa, un concepto fundamentalmente secular, trasciende la ideología y la religión revelándose como un elemento esencial a todas las religiones en su nivel más puro. Muestra la capacidad del ser humano de encarnar el amor al prójimo y defender la Vida frente a las tiranías.

El mensaje profundo de Besa es comprender y respetar al otro como lo que es: un hermano.
Beth Lilach, Directora del Área de Educación del HMTC, nos invita a soñar: “Imaginen un mundo donde Besa existiera en el alma de cada ser humano...”

En el Memorial Yad Vashem de Jerusalem están grabados los nombres de numerosas familias albanesas que fueron distinguidas en 2007 con el más alto galardón que concede el Estado de Israel a un no judío: el premio Justos entre las Naciones.

Seres humanos que arriesgaron sus vidas por otros seres humanos sencillamente por hacer lo correcto.
 



domingo, 2 de febrero de 2014

El espíritu Ubuntu

Y ahora entramos en la temática Ubuntu. Si alguien lo busca en wikipedia le aparecerá primeramente la descripción del sistema operativo con ese nombre, de manera que tiene que extender la búsqueda hacia la filosofía ubuntu. Es un concepto extraordinario, y para oírlo explicado sintetica pero maravillosamente, miremos unos minutos a uno de sus más claros exponentes, Nelson Mandela.http://mamvas.blogspot.com.ar/2010/01/el-espiritu-ubuntu-explicado-por-nelson.html


"Ubuntu es la esencia del ser humano. Expresa cómo mi humanidad está ligada y unida inseparablemente a la tuya. No dice, como Descartes: “pienso, luego existo”, sino más bien: “Soy porque pertenezco a”. Para ser humano tengo necesidad de otros seres humanos. El ser humano absolutamente autosuficiente es sub-humano. Yo solo puedo ser yo si tú eres totalmente tú. Yo soy porque nosotros somos, ya que hemos sido hechos para vivir unidos, para ser una familia. Hemos sido hechos para la complementariedad. Somos creados para una delicada red de relaciones, de interdependencia con los demás seres humanos, con el resto de la creación". (Arzobispo Desmond Tutu).
Invitamos a seguir leyendo en... http://www.cetr.net/es/articulos/la_sabiduria_en/ubuntu_sobre_la_naturaleza_de_la_com